sábado, 10 de mayo de 2014

Aún conservo en mi memoria
el amor que siempre me daba,
los abrazos que me brindaba
y de pequeña me cuidaba.


A mi mente viene el recuerdo
cuando lloraba amargamente,
ella me cubría de afecto
y me abrazaba dulcemente.

Mamá, siempre a mi lado estaba
cuando yo la necesitaba.
Ella siempre me escuchaba,
y con amor me aconsejaba.

Hoy estoy agradecida,
cariño y afecto repartía
con sus manos tan suaves
acariciaba mis heridas.

Aunque pasó bastante tiempo,
aún guardo en mis pensamientos,
sus abrazos y sus consejos,
y sus tiernos sentimientos.

Nunca a mi madre olvidaré,
dentro de mi corazón la llevo.
¡Quisiera darle un gran abrazo,
y decirle cuánto la quiero!












Me encanta mirar al cielo estrellado
contemplar la luna, la vía lactea.
Que me da sus luces
he irradia nostalgias.
La noche serena alivia mis penas
respiro su aire, miro el firmamento,
miro las estrellas y te veo madre
titilar entre ellas.
Sento que la noche se adueña de mi alma,
y tengo mi rostro cubierto de lágrimas.
Respiro profundo, se alivia mi pena
y escribo este verso
soñando con ella..










El amor más parecido al amor de Dios.



LO MAS PARECIDO AL AMOR DE DIOS ES:

EL AMOR DE MADRE♡

Jesús hijo, gracias por las madres que nos has dado, ellas han sido tus enviadas para darnos vida, de ellas hemos aprendido qué es el amor, la cercanía, la felicidad... gracias a ellas te hemos conocido, gracias por enviarlas a nuestra vida.

Jesús hijo, llena de amor la vida de nuestras madres, premia sus desvelos, trabajos, lágrimas y demás sufrimientos con unos hijos agradecidos y cercanos para con ellas.

Jesús hijo, mira con amor a las madres que están esperando un hijo, dales valentía en los mo­mentos de miedo y dolor, dales fe en ti cuando tengan incertidumbre y duda, dales esperanza firme cuando lleguen los problemas y mucha alegría para esperar a su hijo.

Jesús hijo, bendice a las madres cuyos hijos/as están lejos de ellas, hazles sentir tu amor y cer­canía en estos días y si la distancia les causa mucha tristeza ayuda a que sus corazones se unan en el amor.

Jesús hijo, te pedimos en especial por las madres, cabezas de familia, dales las fuerzas que ne­cesitan para sacar adelante a sus hijos y mantenles siempre el ánimo que necesitan para tener una vida en abundancia.

Jesús hijo, envía tu Espíritu Santo consolador a todas aquellas mamás que tienen a sus hijos gravemente enfermos, dales fortaleza para salir adelante, consuela también a las madres que han perdido a alguno de sus hijos, ayú­dalas a encontrar en ti la razón para vivir en alegría de nuevo.

Jesús hijo, ayuda a las madres espirituales, quienes, aunque no tengan hijos, con alegría y entrega ayudan al cuidado de otros, haz que en ellos cumplan su llamado a la maternidad.

Jesús resucitado, da paz a las madres difuntas, perdónales las faltas que hayan cometido y tenlas contigo en tu gloria.

Amén.


Dia de las Madres











domingo, 4 de mayo de 2014

El abuelo y el nieto



Cuento de las Buenas Noches...

-El abuelo y su nieto

Había una vez un hombre muy anciano, cuyos ojos no veían claro, sus oídos oían débilmente, le temblaban las rodillas, y cuando se sentaba a la mesa apenas podía sostener la cuchara, y derramaba el caldo sobre el mantel, o se le caía de su boca. Su hijo y la esposa de su hijo estaban disgustados por esto, por lo que el abuelo al fin tuvo que sentarse en un rincón detrás de la estufa, y le daban su comida en un cuenco de barro, y ni siquiera contenía lo suficiente. Y él solía mirar hacia la mesa con los ojos llenos de lágrimas. Una vez también, sus manos temblorosas no pudieron sostener la taza, y cayó al suelo y se rompió. La joven esposa lo regañó, pero el anciano no dijo nada y sólo suspiró. Entonces le compraron un feo plato de madera por unos pocos céntimos, en el cual él tenía que comer.

Un día en que se encontraban todos sentados junto con el nieto de cuatro años de edad, éste empezó a reunir algunos pedazos de madera en el suelo.

-"¿Qué estás haciendo?"- preguntó el padre.

-"Estoy guardando pedacitos de madera"-, respondió el niño, -"para cuando yo sea grande, tener en que darles de comer a mi padre y a mi madre."-

El hombre y su esposa se miraron por un tiempo, y finalmente se echaron a llorar. Luego se llevaron al abuelo a la mesa, y en adelante siempre siguió comiendo con ellos, e igualmente no volvieron a recriminarlo si derramaba un poco de algo.

Enseñanza:

El respeto, comprensión y cariño hacia los mayores tiene que ser parte indispensable de nuestro diario vivir.




 

         



                                                                  Mariposita



sábado, 3 de mayo de 2014

No es Facil



NO ES FACIL...

... pedir disculpas,
... comenzar de nuevo,
... reconocer un error,
... recibir consejos,
... ser considerado,
... soportar el éxito,
... seguir probando,
... abandonar los malos hábitos,
... perdonar y olvidar,
... salir de la rutina,
... sacar provecho de lo poco,
... mantener una norma elevada,
... descubrir el lado bueno de las cosas,
... aceptar una represión merecida,
... amar, aún a tus enemigos,
... tomar tu cruz cada día y seguir a Jesús... pero vale la pena.






                                                                      Mariposita




Vive plenamente

El error más grande lo cometes cuando, por temor a equivocarte, te equivocas dejando de arriesgar en el viaje hacia tus objetivos.
No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino, retrocede para seguir avanzando hacia el mar; se equivoca el agua que por temor a equivocarse, se estanca y se pudre en la laguna.
No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta; se equivoca la que por no morir bajo la tierra, renuncia a la vida.
No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas, se equivoca aquel que por temor a equivocarse no acciona.
No se equivoca el pájaro que ensayando el primer vuelo cae al suelo, se equivoca aquel que por temor a caerse renuncia a volar permaneciendo en el nido.
Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan que ser hombre es buscarse a sí mismo cada día, sin encontrarse nunca plenamente.